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Imaginario Colectivo

¿Por qué la experiencia del colaborador tiene que ser un objetivo de tu organización?

Tenemos que partir de la idea básica que la experiencia del colaborador trata de personas. Debemos ofrecer lo máximo como organización para que nuestros colaboradores se sientan comprometidos, valorados y únicos. De ser capaces de crear “entornos que importan” durante su vida profesional en la organización.

Es un camino arduo y lleno de obstáculos, pero es el presente y futuro de las organizaciones y del liderazgo centrado en personas.

Tenemos que ser capaces de crear experiencias y momentos a lo largo de su ciclo vital en nuestras organizaciones para fomentar los valores y actitudes que generan engagement. Ser capaces de detectar, atraer y desarrollar el talento de manera que sus horas de trabajo (sean las que sean y donde sean) pasen a ser experiencias motivadoras y cargadas de propósito y sentido.

Puede sonar irreal para muchas organizaciones y más en momentos como los actuales de mucha incertidumbre laboral, pero es la única manera de tener a los mejores profesionales y poder despertar ese talento muchas veces oculto pero existente y que, obviamente, redundará en excelentes resultados y éxitos para nuestra organización.

Algunos dirán que la experiencia del colaborador va mucho más allá de la generación de compromiso o engagement pero es el principal indicador que mediante acciones y conductas permite obtener mejores resultados gracias a un entorno que propicia momentos únicos, positivos y enriquecedores para el conjunto de los colaboradores y de la organización.

¿Por qué la experiencia del colaborador?

 

Parece que, afortunadamente, existe el objetivo real de centrarse en las personas como el eje principal sobre el que deben girar todos los procesos y estructuras empresariales. Las organizaciones están cada vez más focalizadas en cómo gestionar el talento que poseen y cómo ser capaces de crear un verdadero “engagement” entre sus colaboradores.

En definitiva, crear entornos “motivadores” en los que mejorar la productividad y el sentido de pertenencia a un proyecto vivido como propio.

La meta deseada, desde este enfoque, será obtener excelentes resultados con personas altamente motivadas y comprometidas con los valores y objetivos de la compañía. Pero lo más importante es que serán personas “felices” y altamente productivas.

Aunque parezca mentira y no lo es, por fin nos hemos acabado de creer que los objetivos y resultados tienen que ser lo más importante para una empresa pero no a cualquier precio.

Hasta no hace mucho y por decirlo de una manera suave, las empresas utilizaban a las personas únicamente como herramientas de consecución de objetivos. Prácticamente no importaba lo que pensaban, sentían y podían aportar. El grado de autonomía e innovación era escaso o nulo.

A día de hoy las cosas están empezando a cambiar. Demasiado lentamente pero están cambiando.

Es casi “obligatorio” ser una organización orientada a resultados y a clientes pero sin olvidarnos nunca que las empresas las forman las personas. Caemos muy a menudo en el error de pensar que la empresa es un ente con vida propia fuera de las personas que la componen, y no es así ni debería serlo.

 

Servicios IMO 

 

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